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COLUMNA: LA MÚSICA EN VIVO DEBE VOLVER AHORA

La frase que da título a esta columna está redactada en un tiempo presente que dolorosamente no cesa. Fue pronunciada a fines del año pasado, está siendo enunciada en estos precisos momentos y, si nada cambia, seguirá siendo vociferada sin perder un ápice de validez: La música en vivo debe volver ahora.

¿Pero cómo? ¿No se supone que ya está autorizada? En el papel esto pudiera interpretarse como cierto, y hasta hay compañeros y compañeras que están apostando por volver a subir a los escenarios, más por una cuestión emocional y energética, por defender una causa, antes que por un asunto laboral. Porque los cambios introducidos en el Plan Paso a Paso continúan haciendo muy difícil la realización de shows en vivo, mientras otros sectores de la economía cuentan hace rato con las armas para comenzar a levantarse, tras crudos 16 meses de pandemia.

Por ahora, lo cierto es que sólo plazas de gran envergadura son capaces de acoger a las 500 personas vacunadas en lugar cerrado que admite la Fase 3, mientras que teatros con capacidades para 100 ó 400 asistentes podrían recibir con suerte a la mitad de su aforo, transformando la sustentabilidad de los eventos en algo muy incierto. Sumemos a esto que, ante la posibilidad siempre cierta de pasar a Fase 2, el máximo permitido en espacios cerrados bajaría a 50 personas con pase de movilidad. O sea, una reducción de diez veces entre las etapas de Preparación y Transición, algo sencillamente imposible en cualquier producción que apueste a ser siquiera viable.

¿Por qué no seguir mejor el ejemplo de lugares como Europa y Estados Unidos? Con casi un 80% de la población vacunada, ¿por qué no facilitar a ésta la asistencia a los espectáculos que durante más de un año le han sido negados, sin descuidar otras medidas sanitarias? ¿No sería ello un incentivo inmejorable para las personas que aún miran con recelo la imprescindible vacunación, y que con su actitud dilatan la reactivación que todos anhelamos?

Es necesario que las autoridades pasen de las buenas intenciones a la mirada realista respecto de nuestro rubro, asumiendo que lo que queremos no es simplemente pararnos arriba de un escenario para nuestra propia satisfacción, sino porque ése es nuestro trabajo, y como tal debemos realizarlo de forma plausible y sustentable.

Para aportar de manera concreta a ese proceso, en SCD asumimos el desafío de impulsar un ensayo clínico, consistente en un show de Chancho en Piedra con aforo completo y estrictas medidas sanitarias, entre ellas PCR de entrada y salida, uso permanente de mascarilla, pase de movilidad, medición de CO2 en la sala y ventilación adicional. Con el respaldo científico de la Universidad de Chile, la idea es determinar cuál es la real incidencia de la música en vivo en la propagación del Coronavirus y cuál es el verdadero riesgo de contagio en esos ambientes, cuando a la vez se implementan adecuados protocolos de resguardo y control.

Los resultados de esta experiencia serán puestos a disposición de las autoridades, con la esperanza de que la frase del principio deje de ser una aspiración. Mientras, la seguiremos pronunciando donde sea y ante quien sea: La música en vivo debe volver ahora.

Rodrigo Osorio, presidente de SCD.

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